Por: Darío de Jesús, arzobispo emérito de Cali
Muy oportuna y hermosa la iniciativa del Centro de Paz de Cali, para conmemorar la masacre de Bojayá y solidarizarnos con las madres que pierden a los suyos por causa de las violencias, la desaparición forzada, o los detenidos desaparecidos por la fuerza pública.
Me uniré, desde La Habana, en el tercer ciclo de diálogos por la paz, al encuentro de víctimas convocado.
Desde el dolor de las madres y de las esposas, la sociedad y la Patria aprendamos a proteger la vida de todos y cada uno. Y a establecer vínculos y alianzas irrompibles por la paz común.
María, mujer valiente que desafía a los poderes de la muerte para acompañar a su hijo Jesús, sea también esa compañía que ayude a Colombia a trascender nuestros viacrucis y calvarios, nuestros odios y sepulcros, nuestros lutos sin restos y desasosiegos sin noticias por todos los desaparecidos.
