La nueva sede del Centro de Paz Urbana acogió un encuentro de reconocimiento entre el arzobispo de Cali, monseñor Luis Fernando Rodríguez, el Observatorio de Realidades Sociales de la Arquidiócesis de Cali, la Red Amplia La Colcha y Memoria Viva Colombia.
Con el propósito de acercarse a los procesos e iniciativas sociales que la Arquidiócesis de Cali, desde su misión y compromiso con las comunidades ha acompañado, monseñor Luis Fernando Rodríguez tuvo la oportunidad de escuchar y reconocer los aportes territoriales que la Red Amplia La Colcha y Memoria Viva Colombia vienen haciendo frente a los desafíos de violencia, memoria, luchas ambientales y construcción de Paz con enfoque urbano.
Durante el encuentro, el arzobispo de Cali destacó la importancia del trabajo de base que desarrolla la Iglesia, asunto que deberá fortalecerse a partir de la investigación social, de la gestión del conocimiento como una forma de iluminar la acción social de la Iglesia frente a las realidades de dolor que tienen lugar en la ciudad.
Sin duda, una de las realidades más complejas y que sigue requiriendo de todos los esfuerzos es la lucha contra los homicidios. En 2023 registró 1.046 vidas perdidas, esto por cuenta de la violencia producto de economías ilegales, ajustes de cuentas y la convivencia, asunto que la convierte en la ciudad más violenta de Colombia.
Sin embargo, las vidas se están perdiendo también en las vías de la ciudad, asunto que monseñor también manifestó como una preocupación sobre la cual hay que generar aportes en torno al cuidar la vida.
En ese contexto donde las violencias persisten, la labor de organizaciones con arraigo territorial como la Red Amplia La Colcha son cada vez más fundamentales y ese compromiso con la paz son un testimonio inspirador de la capacidad de las comunidades para generar transformaciones en su entorno. Se trata entonces, como expresó Sarah Galindo, lideresa de La Colcha, “de denunciar los hechos que ocurren en Cali, los hechos violentos, pero a la vez siempre tener una mirada hacia el futuro, buscar soluciones”.
Laura Guerrero de la organización Memoria Viva Colombia, quien lidera el proceso de familiares de víctimas ocurridos durante el estallido social, planteó que “queremos ser una luz, queremos ser optimistas y queremos ayudar a los demás, ayudar al prójimo para combatir esa violencia y también para dar esperanza”.
Frente a ese papel de las comunidades en los territorios, el arzobispo de Cali dio un reconocimiento por el hecho de no dejarse ganar de la indiferencia y por fundamentar sus acciones a través del observar, juzgar y actuar, además expresó, luego de haber escuchado a ambas organizaciones: “Que nos sigan iluminando desde los territorios”.
Se trata entonces de asumir en común aquellos fenómenos que generan desesperanza en los territorios y que por lo tanto implica fortalecer los vínculos sociales de todos aquellos que apuestan por una ciudad-región para la vida.